jueves, 21 de mayo de 2015

Montessori

María Montessori fue la primera mujer que se doctoró en Italia. Estudió filosofía, antropología, pedagogía, psiquiatría, biología… y trabajó como educadora en un centro de niños que padecían enfermedades mentales. Esta experiencia le hizo abrir los ojos, y descubrir las grandes potencialidades que tienen los más pequeños desde el momento en que se interesan por aprender. 

Con María Montessori, la educación no solo vio nacer una nueva filosofía, sino una nueva metodología con la que formar a los niños, basada en la libertad y en la motivación sin límite. Un nuevo método con el que los propios niños se convierten en dueños de la adquisición de su propio conocimiento.

Ella misma puso en marcha en 1907 la llamada Casa dei Bambini (Casa de los niños), donde ellos vivían la escuela del mismo modo que un hogar: con espacios en los que resuelven tareas individuales y colectivas necesarias para avanzar en las rutinas del día a día. Eran estos los cimientos de la llamada Escuela Montessori: los primeros pasos de una nueva corriente en la educación infantil que, década tras década y hasta el día de hoy, ha revolucionado el mundo de la enseñanza a escala internacional.

El profesor como guía
Montessori cambió también el concepto de profesor: entendido no tanto como quien se dedica a impartir conocimientos, sino como un guía que va actuando entre el entorno y el niño, y las experiencias que se van desarrollando entre ambos. 

Ella fijó como objetivo principal la adquisición de autonomía y de pensamiento crítico por parte de los pequeños. Una idea especialmente innovadora en la época, que ha perdurado hasta el presente. 

El día a día en la escuela
Cada día, los niños de una Escuela Montessori:
  1. Aprenden contenidos de distintas disciplinas (lenguaje, matemáticas, arte…) con uno o varios procesos de aprendizaje, basados en la experiencia. Los niños, además, suelen hacer una recapitulación al resto sobre lo que han aprendido.
  2. Interrelacionan diariamente los procesos de aprendizaje entre varias áreas. Por ejemplo, para realizar una receta, no sólo aprenderán sobre medidas y proporciones (con los distintos ingredientes), sino también sobre los procesos físicos que ocurren con los alimentos.
  3. Se atiende a la diversidad mediante un aprendizaje individualizado. Los contenidos y los procesos de aprendizaje van al ritmo de cada pequeño. La idea es sencilla: al final, cada niño, vivirá un itinerario distinto como aprendizaje y el profesor estará a su lado para acompañarle en el trayecto.
  4. Aprenden competencias sociales a través de la cooperación, la estimulación y la interacción entre ellos mismos, porque el día a día, lo construyen entre todos.
  5. Se implican en sus propios procesos de aprendizaje, conviviendo en la escuela con niños de otras edades.
  6. Disfrutan de una educación basada eminentemente en la práctica.
  7. Ven desarrollada su inteligencia emocional, como consecuencia directa de la resolución de tareas en conjunto con sus compañeros.
Grupos de aprendizaje
El aprendizaje se divide en grupos de distintas edades, que la Escuela Montessori entiende como periodos sensibles:
  • De 0 a 6 años, se entiende que la mente está en su punto más absorbente.
  • De 6 a 12 años, los niños aprenden a razonar, potencian la imaginación y la memorización.
  • De 12 a 18 años, desarrollan su personalidad social.
  • Y de 18 a 24 años, se adaptan a la vida real.
En nuestro país, hay 5 escuelas que funcionan bajo el sello Montessori. Y para ejercer en ellas, los profesores deben estar formados en este método educativo. Esta corriente se ha convertido en una vía alternativa al sistema convencional. 

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