lunes, 13 de octubre de 2014

Julio Tudela: La adolescencia es un tiempo de oportunidades

A continuación he realizado una síntesis de una conferencia de Julio Tudela con el título de "La adolescencia. Un tiempo de oportunidades". Puesto que se trata de una síntesis personal, puede que no recoja algunas ideas que otros puedan creer esenciales o incluso puede que hayan sido referidas de un modo distinto a como lo hubiese hecho otra persona. Por ello, al final de la entrada pueden encontrar el vídeo de la conferencia completo para quien desee verlo directamente. Agradezco tanto a Julio Tudela, como a la Asociación de Maestros Católicos y a los autores del vídeo, su aportación e interés en difundir estos conocimientos para edificación de todos nosotros y como contribución al crecimiento del Reino de Dios en nuestro tiempo. 

La adolescencia. Tiempo de oportunidades. 

La educación es un proceso que dura toda la vida y es un proceso que es imposible desligar del amor. Por eso, haber conocido a Jesucristo constituye un fundamento básico para nuestra labor docente.

La falta de un sentido profundo que oriente la educación de un adolescente donde hay tantos riesgos, fracasos, conflictos, etc. hace que la el fracaso educativo sea más patente y peligroso.

En la adolescencia hay varios factores de cambio que debemos tener en cuenta en nuestra tarea educativa porque les van a crear una gran inestabilidad. Estos factores abarcan aspectos físicos, psíquicos y afectivos: 
  • Se intensifica su capacidad racional debido al aumento de sinapsis neuronales en el córtex prefrontal (zona del cerebro encargada de los procesos cognitivos) y a un aumento de la mielinización de las redes neuronales. 
  • Crece notablemente la necesidad de autoafirmación, es lo que se denomina Reactancia Psicológica del Adolescente. Hay una necesidad de "sentirse uno mismo, distinto del otro". Necesita marcar su propio terreno y tomar conciencia de su propia personalidad, que le es desconocida y le sorprende a veces. 
  • Se produce un aumento en la intensidad de los procesos emocionales, debido al incremento notable en la producción de hormonas (andrógenos o estrógenos) que se ha disparado al comienzo de la pubertad para preparar a la persona para alcanzar una madurez que le capacite para la fecundidad. Este aumento en la producción de hormonas también va a provocar cambios en los procesos cerebrales. Uno de los problemas de la adolescencia surgirá porque la maduración emocional sufre una intensificación que no suele ir acompañada de una madurez racional acorde. 
  • Hay una impregnación erótica de estos procesos.
El sistema límbico de nuestro cerebro, que es muy similar al de los animales, es el que controla los procesos automáticos de nuestro organismo y es el responsable de la generación de las emociones. Las emociones son necesarias para la conducta humana, ya que posibilitan criterios o inclinaciones para la toma de decisiones. Del conjunto de las emociones, el grupo de las más viscerales o espontáneas están programadas a nivel genético, y el resto son generadas a partir de la experiencia y el aprendizaje. El sistema límbico actúa de un modo automático, no discrimina bien, por lo que las emociones son una respuesta automática a determinados estímulos externos o internos, así que una vez que se generan son muy difíciles de controlar, sin embargo se pueden educar ya que hay una parte del cerebro, el córtex prefrontal, que se encarga de filtrar, evaluar y dar paso a las emociones para que den una respuesta adecuada a cada situación. 

La inmadurez emocional provoca que el adolescente tenga reacciones inadecuadas que no son generadas por una maldad intrínseca, y que se producen porque su proceso reflexivo llega más tarde, y esto el educador ha de saberlo. Literalmente, con la madurez racional todavía en proceso, el adolescente no da a basto para filtrar y evaluar la cantidad de información emocional que tiene que procesar. La educación debe contribuir a madurar de un modo efectivo, rotundo y estable los centros del córtex frontal que han de ayudar al adolescente en su toma de decisiones hasta que el sentido prevalezca sobre el placer a la hora de tomar decisiones. El placer es muy útil, y hemos de conocer sus mecanismos dopamínicos para facilitar nuestra labor de enseñanza, ya que los sistemas de recompensa nos ayudan a conseguir una gratificación en el adolescente que refuerza su interés por el aprendizaje. Sin embargo estos sistemas de recompensa pertenecen a nuestro cerebro más primitivo y visceral, por lo que a veces produce respuestas de gratificación incorrectas o contradictorias, y no siempre acompaña a las decisiones que realmente son las correctas; muchas veces tenemos que hacer cosas que no nos gustan porque sabemos que es lo correcto. El adolescente tiene una necesidad constante de recompensas y de que estas sean muy intensas. 

Esta capacidad potenciada por las neuronas de sentir placer sorprende al adolescente, y si no encuentra modos adecuados de gratificarse, puede buscar otras fuentes y quedar atrapado en diferentes tipos de adicciones que son elegidas frente a cualquier pensamiento racional. Por eso la persona ha de ser entrenada en decidir bien y manejar adecuadamente sus sistemas de recompensa en función de sus elecciones, anteponiendo sus respuestas racionales frente a al elección fácil de elegir la respuesta placentera. Cuando no se da esta madurez es cuando nos encontramos a adultos que tienen comportamientos inmaduros o adolescentes. La inmadurez es propia de personas que se dejan llevar por el instinto que les mueve a darse placer frente a otras opciones, pero esto no da sentido a la propia existencia que sólo encuentra su razón de ser en su naturaleza trascendente. 

Debemos ser educados en una auténtica libertad que nos rescate de la esclavitud emocional que nos lleva a vivir "colgados" de algo tan efímero como las emociones y las pasiones, que nos frustran por su volatilidad. El ser humano no está llamado a lo efímero, sino que estamos creados para la eternidad.

Pero para ser educados para esa madurez, el adolescente necesita que ante él haya una persona madura, sensata, que le quite importancia a sus errores emocionales, pero que le marque el camino a seguir con nitidez, rigor y ternura; no olvidemos que el adolescente necesita sentirse querido frente a sus "meteduras de pata". Las respuestas emocionales incontroladas con adolescentes por parte del adulto no sirven nada más que para meter la pata; frente a un error así la mejor solución es la que muestra la madurez de poder pedir perdón y reconocer que esa actitud que hemos tomado no es la correcta.

El placer y el sentido: ¿qué significa vivir con sentido?

El placer y el sentido son dos dimensiones entre las cuales se generan conflictos, tensiones. Sin embargo hoy en día parce que la sociedad quiera empujarnos a vivir sin sentido.

Necesitamos formar en nosotros una conciencia que nos mueva hacia el "sentido", y hay que entrenar una razón que nos evite cometer errores de tipo emocional. Todo lo contrario de otras teorías o actitudes vitales que fomentan el no frenar las propias emociones dándoles "rienda suelta".

Estamos inmersos en una sociedad postmoderna que ha llegado a afirmar la "muerte de Dios"; el ser humano ya no persigue grandes fines, ya no importan, ya no nos son necesarios; se afirma que es posible vivir una vida sin sentido. Pero vivir sin sentido lleva al ser humano a la búsqueda necesaria y exigente del placer; y si esto no es posible se necesita una vía de escape: distraerse, alienarse y si tampoco esto se logra, la persona se ve abocada al suicidio. El ocio de pantalla, tan extendido entre nuestros adolescentes, aliena a la persona para que esté permanente distraída frente a preguntas esenciales y encuentre así un modo de sobrevivir sin sentido. 

Frente a esta propuesta de la sociedad postmoderna existe otra:

"Apuesten por grandes ideales, los ideales que agrandan el corazón, aquellos ideales de servicio que harán fructíferos sus talentos. La vida no se nos ha dado para que la guardemos para nosotros mismos, sino que se nos ha dado, para que la donemos. ¡Queridos jóvenes, tengan un corazón grande! ¡No tengan miedo de soñar cosas grandes!".

Papa francisco.

Estos grandes ideales, estos objetivos nobles, deberán acompañar a la persona durante todo su crecimiento, pero habrán de estar nítidamente dibujados durante la adolescencia. Se trata de objetivos que sobrepasan cualquier otra meta inmediata o materialista que tengamos la tentación de proponer, y que quieren ser una respuesta a las preguntas profundas que brotan del interior del ser humano. No podemos dar categoría de "sentido" a lo que tiene carácter inmediato, pasajero o banal, aunque pueda ser interesante desde el punto de vista educativo. El "sentido" ha de venir por objetivos nobles, deseables, que se haga esperar pero vale la pena, que resista el sufrimiento y también nuestras limitaciones... El sentido va íntimamente ligado al amor. El sentirme útil, necesario, para alguien le da sentido a mi vida. El desear amar y ser amado da "sentido" a mi existencia, a pesar de las dificultades y limitaciones, porque existe el perdón y la posibilidad de reconstrucción del ser para poder llevar adelante ese objetivo trascendente que da sentido a la vida de la persona; el adolescente ha de llegar a esta etapa con una larga experiencia de lo que es el perdón y la posibilidad de corregir sus errores, que estos no tienen una carga dramática insuperable, que nos ayudan a crecer y nos hacen sensibles dándonos una mayor capacidad para amar a los otros. 

Para aprender del error y del perdón no se puede ser D. Perfecto, por que a este nadie lo puede educar; no se conoce a sí mismo, cual es su debilidad, aquello que te permite ponerte al nivel del otro y comprenderlo en sus limitaciones. Por eso es importante el auto-conocimiento, y la Fe es una ayuda para ello. 

[Continuar el vídeo por 40' 20'']

Somos seres relacionales que en esta actividad siempre corremos un riesgo de pérdida ya que "el otro" siempre invade algo de tu terreno, eso es un riesgo, pero necesitamos relacionarnos a pesar de todo ya que si no moriríamos.




Conferencia completa:



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