sábado, 13 de diciembre de 2014

La memoria: cómo conseguir que los alumnos recuerden lo que les enseñamos

La memoria.

La memoria es un proceso mental a través del cual almacenamos información y, cuando la necesitamos, logramos recuperarla. Existen básicamente tres tipos de memoria:
  • Memoria sensorial. Se trata de una memoria con una capacidad ilimitada y que viene dada por las impresiones que recibes a través de los sentidos, sobre todo de los sentidos auditivo y visual. Este tipo de memoria abarca la retención de información, el apoyo en el aprendizaje de nuevos conocimientos, la comprensión de tu entorno y la resolución de problemas. Se trata de un tipo de memoria que no se puede controlar conscientemente.
  • Memoria a corto plazo. También se le denomina memoria de trabajo y se centra en la información que almacenamos de forma temporal para ser procesada posteriormente. Se trata de un tipo de memoria muy limitada. De hecho, se afirma que una persona difícilmente es capaz de retener más de cuatro ideas en esta memoria de trabajo.
  • Memoria a largo plazo. Tiene una capacidad de almacenar información ilimitada, es decir, puede durar toda una vida siempre y cuando esta información haya sido debidamente asimilada. Es la memoria que contiene el conocimiento de tu mundo físico, social y cultural, que almacena tus recuerdos autobiográficos -memoria episódica-, así como el lenguaje -memoria semántica- , los conceptos, la imágenes, las pautas de actuación, etc.
Puesto que la memoria a largo plazo es capaz de codificar, almacenar y, lo más importante, recuperar la información en el momento preciso, esta es la memoria que hay que potenciar en nuestros alumnos con la ayuda de la memoria sensorial y la de trabajo.

Cómo potenciar la memoria a largo plazo.

El problema no está en la información que enseñamos, sino en la cantidad de información. Se trata es de dar la menor cantidad de información posible y que esta esté muy filtrada. Si sobrecargamos de información a nuestros alumnos, no hacemos más que sobrecargar su memoria de trabajo, la memoria limitada, la memoria que si no se asimila, hará que la información desaparezca en el olvido, que no permanezca en la memoria a largo plazo. Por tanto:
  • Reduzcamos al máximo la enseñanza magistral.
  • Hagamos patente la utilidad de la información a nuestros alumnos.
  • Fraccionemos el contenido de una información a lo largo de una sesión lectiva.
  • No expliquemos más de dos conceptos a la vez, a no ser que se complementen entre ellos.
  • Sírvámonos de imágenes que refuercen nuestras enseñanzas y que estas sean capaces de crear emociones, de contar historias, de impactar a nuestros alumnos.
  • Utilicemos la pizarra para reforzar la información verbal.
  • Parafraseemos, preguntemos y clarifiquemos lo que enseñamos.
  • Resumamos la información más relevante y que no supere el número de cuatro ideas, a ser posible.
De lo que se trata es de convertir ambas memorias, la sensorial y la de trabajo, en nuestras aliadas, no en nuestras oponentes. Algunas pautas efectivas para ello:
  • Atención. A mayor atención, mayor facilidad de recordar lo aprendido. Si la atención está asociada al silencio siempre será mucho más efectiva.
  • Sentido. En lugar de memorizar es mucho más efectivo de cara a consolidar la información, darle un sentido o una utilidad a la misma. Se trata de convencer de que lo que explicamos es útil.
  • Organización. Cuanto mejor se organiza la información, más posibilidades tendrá de perdurar en el tiempo. 
  • Asociación. Consiste en relacionar lo que aprenden con lo que ya saben.
  • Otras posibles actuaciones: Repetición, agrupación de ideas, narración de relatos, uso imágenes vívidas, agrupación de números, uso de acrónimos, uso de la rima.

Cómo conseguir que los alumnos recuerden lo que les enseñamos.

Como docentes, una de nuestras grandes preocupaciones, junto con la de enseñar lo mejor posible, será la de cómo conseguir que recuerden los conocimientos que les hemos transmitido. Para conseguirlo lo mejor será recurrir a las mismas estrategias de marketing de empresas como Coca-Cola que son expertas en estas cuestiones.

Lo más importante será conseguir integrar aquello que enseñamos dentro del contexto en el que lo enseñamos. Se trata de enseñar a nuestros alumnos desde la utilidad, la integración, y la complementariedad de nuestro discurso. Cuanto más y mejor conectemos lo que enseñamos, cuanto más y mejor lo integremos, más probabilidades tendremos de que nuestros alumnos aprendan y recuerden lo aprendido. 

Algunas pautas útiles:
  • Enseñar lo menos posible durante una sesión lectiva: no abusar de conceptos teóricos. De lo contrario, se corre el peligro de sobrecargar la memoria de trabajo o memoria limitada.  
  • Reducir al máximo la enseñanza magistral. La gente recuerda no sólo por repetición. Se pueden utilizar otros recursos; haz omnipresentes los conceptos que enseñes durante la sesión lectiva:
  • Usa la pizarra (tradicional y/o digital) como herramienta para insistir sobre tu concepto. Así el mensaje verbal se convierte en un mensaje complementario.
  • Haz uso de imágenes y que dichas imágenes sean capaces de generar una emoción o un recuerdo especial que conecte con dicho recuerdo. 
  • Sírvete de material multimedia como documentales o películas que guarden cierta relación con lo que enseñas.
  • Trabajar técnicas de estudio como el subrayado, el esquema o los Mapas Mentales. 
  • Cambiar la memorización de un concepto por una historia, es decir, en lugar de memorizar lo que les hemos enseñado, hagamos que nuestro alumno nos lo cuente, nos haga una historia de lo que ha aprendido y aún más importante, de lo que ha entendido acerca de lo que le hemos enseñado.
  • Desarrollar las lecciones de un modo que facilite la asociación de ideas. 
  • Parafrasear lo que enseñamos, es decir, clarificar cada concepto y verificar si ese concepto se entiende. Para ello podemos servirnos de preguntas abiertas. 
  • Hacer que un alumno le explique a otro compañero de clase lo que ha entendido acerca de lo que le hemos enseñado.
  • Otros recursos que también pueden funcionar:
  • Asociar conceptos a colores, animales o nombres propios.
  • Crear rimas en la que el concepto adquiere un lugar protagonista.
  • Crear acrónimos.
Fuentes:

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